Raro es el dueño de perro o gato que no teme volar con ellos (ayudemos a encontrar a Piny, perdida por Iberia en Barajas)


No suelo mostrar aquí animales perdidos, ayudo en su difusión por redes sociales pero en rara ocasión han asomado al blog. Hoy es una excepción por las circunstancias en las que se ha producido la pérdida, y porque ya está bien de que las aerolíneas y empresas como Aena traten a los animales como si fueran maletas. Son seres vivos, son miembros de nuestra familia, deberían extremar el cuidado en su manejo mucho más de lo que lo hacen.

No conozco a ningún propietario de animales, y me incluyo a mí misma, que no sienta pavor ante la idea de subir a sus animales a un avión. Conozco a muchos que buscan rutas alternativas y mucho más lentas si no les queda más remedio que viajar con ellos, porque solo viajamos largas distancias con ellos si no hay otra opción.

Y eso es un indicativo de que lo están haciendo realmente mal en lo que al transporte de animales de compañía se refiere.

Os recuerdo que hay medio millar de animales abandonados en las instalaciones en Madrid de Aena, la mayoría gatos y abandonados o perdidos por los pasajeros. Justo la pasada semana fue noticia que Aena destinará hasta 180.000 euros para el control ético de las colonias felinas de los aeropuertos, justo tras la polémica generada por su decisión de no permitir que los alimentarlos y cuidarlos y condenarlos al hambre y la cría sin control, algo que se tradujo en una petición en Change para contar con una gestión ética de estas colonias que superó las 110.000 firmas.

Os recuerdo también las dificultades que han tenido viajeros para poder entrar a buscar a sus animales perdidos en esas mismas instalaciones.

Pero ahora, busquemos a Piny, porque su dueña, Virginia, lleva cuatro días buscándola sin descanso. “Estoy desesperada”, me cuenta. Se la busca por la t4 y el aparcamiento, pero puede haberse desplazado bastante porque hace cinco días que no se la ve. Tiene chip y en él consta como desaparecida y en búsqueda.

Por favor, ayudemos a que Piny vuelva con su familia difundiendo este cartel; logremos que todos los que se mueven por el entorno de Barajas la conozcan:

Les quiero contar mi historia, me presento, me llamo Virginia, soy sevillana y he estado viviendo en Buenos Aires por seis años, tengo un hijo de dos años y dos hijos perrunos: Totón de seis años y Piny de cinco años y medio. La familia al completo junto a mi marido, que es argentino, decidimos venirnos a España a vivir. La compañía en la que confiamos para ello fue Iberia.

Primero nos separaron porque no podían viajar dos mascotas por familia, así que yo viaje el día 24 de julio junto a mi hijo y mi pequeña Piny y mi marido lo hizo al día siguiente junto a Totón.

Jamás nos informaron que no iban a llegar directamente a Sevilla y que en Madrid teníamos que recogerlos y volver a hacer los tramites en Aduana, que el problema no era tener que volver a hacer el trámite, sino que teníamos poco tiempo en la escala y nunca avisaron nada, pero eso es lo de menos.

El miércoles 25 de julio llego a Madrid después de un vuelo de doce horas y pregunto dónde tengo que ir a retirar a mi Piny y me indican que es en la cinta 11 de recogida de equipaje. Tal como entro le pregunto a un señor muy amable que me indica que me vaya al fondo a la otra puerta dónde está Aduana y que espere allí, que allí los llevan a todos pero que últimamente estaban tardando mucho en bajar a los animales del avión, que le daban prioridad primero a las maletas s (algo completamente incomprensible, son seres vivos).

Me quedo esperando. Y espero, y espero, y espero. Y yo cada vez me desesperaba más, porque estaba como loca por ver a mi Piny, ver que estuviera bien, que no le hubiese pasado nada durante el vuelo (que siempre fue mi miedo ya que obviamente no estaba acostumbrada).

Por la puerta del fondo, por la que había entrado veo pasar a un operario con un transportín y le digo a mi hijo, “esa tiene que ser tu hermana”. Pero no entraron y nunca apareció y momentos después veo pasar a mi perra corriendo.

Yo estaba atrapada en ese sector y quede en shock. Salí corriendo, empujando el cochecito de mi hijo más la maleta de mano y un bolso enorme que llevaba, y cuando llegué no podía salir porque era una puerta que solo se abría para la gente que entraba.

Cuando va a entrar alguien que trabajaba allí y yo traté de salir, me dijo que por ahí no se podía salir. Le cuento desesperada lo que pasaba y me dice que tengo que ir a la otra puerta y que me abra uno de seguridad. De vuelta corriendo empujando el cochecito y las cosas, me abren y me pongo literal a llamar a Piny por toda la terminal, la gente me miraba como si estuviera loca, pero me daba igual. Estaba aterrada de pensar que se había escapado y se podía perder y seguí gritando su nombre.

Empezaron a preguntarme si estaba buscando un perro negro y al decir que sí, la gente que había visto a Piny me empezaron a indicar por donde se había ido, yo seguía corriendo llamándola y llegué hasta la puerta por la que ya salen los pasajeros para reencontrarse con sus familiares. Me dijeron que no podía salir porque si lo hacía no podría volver a entrar…

Una chica que trabaja en el aeropuerto muy amable y que me vio en el estado en el que estaba, me dijo que no me preocupara, que saliera que luego veíamos como entraba. Me ayudó a buscarla, seguimos por donde nos iban diciendo hasta que llegamos literalmente a la puerta de la calle y allí estaba por fin Piny, asustada, aterrada.

Salí a buscarla pero no pude hacer nada, Piny echó a correr y yo eche a correr tras ella. Corrí tanto como pude pero ella corría y corría y corría, y se fue por la carretera por donde venían los taxis. Un taxista paró el coche, se bajó y yo le grité desesperada “¡Cógela por favor!”. La trató de coger, pero ella asustada saltó la barrera de seguridad y se fue para la carretera paralela y siguió corriendo, hasta que la perdí de vista.

Hasta el día de hoy no la he vuelto a ver . Esto sucedió el miércoles 25, ya han pasado cinco noches y Piny no aparece. La compañía, Iberia, no está haciendo absolutamente nada. Están tan tranquilos, como si lo que hubieran perdido fuera una maleta, jamás dieron parte a nada ni nadie y no se están encargando de nada.

Ha sido una experiencia realmente traumática, porque todo ha sucedido con mi hijo de dos años y medio presente y vio como yo lloraba desconsolada con todo lo que había ocurrido.

Hoy por hoy lo que no está haciendo la compañía, Iberia, lo está haciendo un grupo de personas con un amor inmenso a los animales, voluntarios que ayudan porque quieren/pueden a encontrar a Piny pero nadie mas asume consecuencias.




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